martes, febrero 01, 2022

Sueños... recuerdos...

 Le he invitado a cenar. A condición de que yo eligiese lugar, la cena y desde luego quien manejara hacia el sitio. Desde ahí... jajaja una cita anómala.


Estamos en mi cabaña, en medio de ninguna parte, una canasta con unos bocadillos, queso, fresas y uvas. Amén de una botella de vino constituyen la cena "gourmet" prometida. El como todo un caballero, ha prendido la chimenea y al hacerlo ha apagado la única lampara (un duende que sostiene una linterna en la mano) luego de servir dos copas de vino, pensé en encenderla de nuevo,
al final decidí que me gusta la penumbra que nos rodea como un manto protector, y deja, un ambiente de paz que aparta las preocupaciones de todos los días. Las llamas lanzan un resplandor dorado de sombras móviles sobre el y suavizan los ángulos de su rostro.

Nos sentamos en unos pufs (Vainilla y Chocolate) previamente cubiertos con una manta, pues recordé que no le agradan los muebles de piel. Podría acostumbrarme a esto, me dice.- Puedo traerte las veces que quieras si te portas bien, contesto yo. Levantando su copa inquiere: -¿Que es... portarse bien? sonriendo contesto: -mmm encender el fuego, comer sin chistar lo que he traído, dejar que yo elija la música, y quizá tengas más que ofrecer. Sonriendo enumero: Siempre he querido aprender a jugar billar, quizá puedas regar a la luz de la luna, rellenar mi copa, pasarme las uvas... ¡que se yo! Hasta construirme un puente japonés en algún rincón de este lugar, ya que construyes puentes. - ¡Vaya! me dice, tú si que sabes subirle el ego a un hombre. Riendo, le respondo: creo que el ego de un esqueleto que a sobrevivido en mi armario cerca de 40 años, puede tolerar que su novia de la infancia, no caiga rendida a sus pies en su primera cita formal. El, toma un sorbo de vino y suelta la carcajada.  Hemos tomado nuestra copa en un silencio amable que nos deja disfrutar de una selección de música caótica. El romper de las olas, sonidos del bosque, Debussy, Franco de Vita, Andrea Bochelli, Sabina, Marco Solís e Ismael Serrano, no necesariamente en ese orden. Y así... nos dieron las 10 y las once, las doce, la una, las dos y las tres. En esa tranquilidad armoniosa, al amanecer nos encontró la luna.

Ocasional, suelo preguntarme:¿que significa soñar ¿el eco del recuerdo?... ¿esbozo de un anhelo? ¿un pensamiento errante? ¡no hay respuesta! Pero si, hay sueños que nos hacen sonreír
e iniciar el día con alegría .

Malusa





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