sábado, octubre 31, 2015

Volverá cuando vuelva el viento



No pido al tiempo que vuelva, no. Pero…
Confío en que todo volverá, cuando vuelva el viento
y traiga consigo: vida, esencia, sueños,
quizá no aquellos que abracé toda la vida…
tal vez, solo tal vez, aun quede tiempo para sueños nuevos. 
Dias como hoy… siento la necesidad imperiosa
de detenerme un momento… y no hacer más nada
que meditar sobre la inmortalidad de los crangrejos.
Contemplar lo que me rodea y desmenuzarlo…
no con esa lentitud contemplativa usual, sino
con la furia desatada del huracan,
con ganas de desaparecerlo todo.
Ocasionalmente tengo la sensación innegable…
de que la vida me pasa por encima
sin darme tiempo suficiente para palparla,
saborearla, olerla, sentirla, susurrarla…
Eso, a momentos me llena de angustia y desasosiego.
Luego… pasado el instante; me enderezo e inhalo
tomando impulso para reemprender la rutina diaria,
con la certeza de que no es la misma si no quiero,
que puedo descubrir matices nuevos,
miradas renovadas en los ojos de siempre.
Sonrisas plenas en esas bocas que dibujaban otrora,
un rictus de amargura. Y es entonces…
Cuando aún si quererlo, sonrío ante mis locuras,
Pues descubro que mi alma ya no pesa tanto.
Entiendo, que mis ojos son capaces de atrapar
la magia que llena mi entorno, y que un día gris,
puede llenar de color ese baúl antiguo;
dónde guardo momentos, sonrisas, recuerdos.
Baúl que debo cerrar de nuevo quizá por siempre,
dejando que los sueños duerman.
Y me pongo la vida por montera…
pese a que ha tiempo que me siento huracanada,
como si hubiese metido todos mis sentimientos
en una lavadora y hubiese mezclado color con blanco y negro,
y seguro que olvidé poner el suavizante,
porque todo raspa más, pero sigo avante.
Definitivo… deberé cambiar de máquina, o de oficio,
o simplemente tirar cada momento a la basura.
Sin darle a nada, una nueva mirada.
Y fugarme de novia con la vida
a la caza de sentimientos nuevos,
porque los que tenía se han vuelto oscuros
de tanto someterlos a escrutinio.
¡Y no queda más que empezar de nuevo!
Locuras de una tarde de otoño, vestida de invierno,
aferrada a un verano lluvioso
¡que no se decide a marchar del todo!
Malusa
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