Mi querido caballero Aguila. El aletear de tus alas surcando mi espacio , me deja la seguridad de que la amistad desconoce tiempo, espacio y fronteras . Dios contigo querido Bernardo. Yo sigo en este andar que me lleva a la rivera del río, a mi pedazo de tierra , a un ocaso moribundo , a la luna iluminando la oscura noche . A esas locuras mías , que sueles observar desde tu vuelo . Un abrazo enorme
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