viernes, febrero 14, 2020

Una vuelta mas...

















Hoy le doy una vuelta más, a este Sol que ilumina mi vida.
Agradezco a Dios, a la vida, a mis padres y ancestros. Quienes coadyuvaron para que yo habite este plano.  A mi hijo, por la certeza de pertenencia que provoca en mi corazón, aun cuando sé que los hijos, son hijos de la vida. A mí amado nieto Iker, por ese sentimiento de trascender que me embarga cada vez que le pienso y cierro los ojos enviándole todo el amor que mi corazón siente.
Agradezco el latir de mi corazón, que es la presencia de Dios que está en mí y está en ti. Esa voz que a veces me grita, y otras, solo me susurra al oído. Esa voz que me lleva a tomar decisiones sin miedo, que me dice que puedo errar y rectificar, pero que es mágico el atreverme. Esa voz que me dice ¡Estas donde debes estar! No te rindas.
Agradezco cada oportunidad que me ha llevado a conocer en este caminar a seres maravillosos, que con sonrisa y corazón abiertos, han sido y serán maestros y compañeros de camino. A los que se han ido, y a los que están, ¡Mil gracias! Ese ínter actuar me ha llevado a mantener el asombro intacto cada vez que descubro cosas que desconozco. Conocimientos mágicos e increíbles, de este universo en el que habito y soy parte. Reconozco la maravilla de ignorar hoy, menos que ayer
Agradezco que un día cualquiera… hace ya tiempo, comprendí que pasamos la vida luchando por “tener” para ser alguien ¡lucha vana! Porque al final, lo único que nos vamos a llevar, es el amor compartido, la forma en que obsequiaste aquello que tenías para dar,  la mano que tendiste, el abrazo compartido, el oído atento cuando fue necesario. Porque lo que diste… en realidad fue a tu persona, a quien hiciste el precioso regalo de compartir.  Este fin de semana pasado, una lluvia de amor y bendición colmo mi espíritu. Agradezco profundamente a mis pingüinitos, el ser parte de mí caminar.
Una noche de luna, alrededor de una fogata, Isobela, una sabia chamana, me dijo, que el corazón es el fuego que derrite y purifica.  Declaro, que es el que sabe distinguir la ilusión de la verdad, lo real de lo falso. Es el que une y no separa. Es en él, donde el yo, tiene cabida con un nosotros verdadero.  Me expresó, que la actitud que cada uno adopta ante la vida es determinante para ser feliz o por el contrario, para ser infeliz.  ¡Y me llevó a creerle!  Existe una frase que pienso, merece la pena pronunciar desde el corazón: ¡Gracias a la vida! Sencillamente, porque gracias a la aventura de existir puedes realizarte en todos los sentidos. Especialmente, porque la existencia del ser humano no es necesaria sino contingente. Es decir, nunca debes dejar de sorprenderte por ese increíble misterio de estar aquí y ahora.

Cumplir años es inevitable, envejecer dicen unos, que es opcional (aunque no me queda claro) Lo que sí sé, es que al final, importa, no la cronología de tu vida, sino la vida que has dado a tus años, y la que darás a los que te falten por vivir   Tengo la certeza plena, de que no es cuantos años llevas en este plano… sino, que cuantos puedan quedarte, procures sean plenos en mil sentidos distintos.
Reitero, un ¡Gracias! Desde el alma; a mi Dios, a la vida, a mi familia, a mis amigos, y me deseo a mi misma: ¡Una venturosa vuelta al sol!

















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